mis fotos, mis viajes, mis excursiones ...
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exposiciones
y +



lunes, 29 de diciembre de 2008

CAPRICORNIO(28 DE DICIEMBRE DE 2008)



Por fin¡¡¡, parece que te negabas a salir, sera por el frío. Pero el día de tu llegada a este mundo hacia menos frío que los días anteriores. Estaba todo nevado, en tu pueblo la nieve cubría los montes, blanca y jugosa como algodón blanco. Había muchas nubes cerrando el cielo, tiempo suave y calmado, por abajo llovía y por arriba nevaba. Aquí se estaba bien, por la tarde los prados estaban otra vez verdes, llenos de vacas y caballos pastando. Las garzas picoteaban buscando comida por medio de los surcos y yo fracasaba en mi intento de fotografiarlas.

Los coches subían y bajaban todo el día. Las carreteras les acercan hasta el llano rápidamente y ellos van y vienen como gusanillos sinuosos por los carriles, como si fuesen otra pista más. Estos coches y su gasolina mueven el mundo.

Acabas de llegar a un mundo en "crisis" pero, ¡no te preocupes!, cada década entramos en crisis, lo que ocurre es que esta ha tardado mucho en llegar, como tú. Tardamos en comprender que todo va y viene. Que las cosas no son ni buenas ni malas, ni blancas ni negras, pero poco a poco.
A pesar de muchos, la gente es feliz y llegas a un mundo arropado y querido por todos.

Hoy sigue nevando: "año de nieves, año de bienes". Caen unos copos gordísimos, espesos que se transforman en agua, las nubes van y vienen, casi se pueden tocar con las manos, dibujan sombras y corren por las veredas desapareciendo del valle.

Bienvenido, yo te deseo toda la felicidad del mundo, toda para ti y los tuyos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

VIAJANDO HASTA NEVADA: MY BLUEBERRY NIGHTS : NOCHES PÚRPURAS

¡Qué mezcla! : Wong Kar Wai, Norah Jones, Ry Cooder, América, Jude Law, Natali Portman...
Imprencisdible ... aunque nadie hable de ella, quizás no soy justa, me encantan todos los actores
que participan en la película ....diferente, encantadora, buena música, buena fotografía, al lado de
una historia de siempre contada con un prisma de cristal de colores. Muchas veces lo necesitamos.

... SEGUIMOS DESEANDO AMAR ...

viernes, 19 de diciembre de 2008

INVIERNO


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jueves, 11 de diciembre de 2008

VIAJES A EXPOSICIONES PROXIMAS : JUAN MUÑOZ

Las posibilidades son infinitas, el país se ha llenado de museos, centros de arte, salas de exposiciones, retrospectivas ...etc.,etc., siguen en Madrid, Degas, Rembrandt, Villalta, Mucha en Barcelona, Goya en Zaragoza desde el día 18 de diciembre, pero hoy una selección :

JUAN MUÑOZ, en el Reina Sofía desde abril hasta agosto. Será interesante comparar, sobre todo una vez vista la exposición de la Tate.

Artículo de "El mundo" : BILBAO.- Las esculturas de Juan Muñoz "respiran" en el museo Guggenheim Bilbao, en unos espacios "que él adoraba" y en los que la teatralidad de su obra encaja perfectamente, en opinión de Carmen Giménez, especialista en la obra del escultor madrileño.

Aunque Sheena Wagstaff, 'curator' jefe de la Tate Modern de Londres donde se ha exhibido con anterioridad, es la comisaria de la exposición, Carmen Giménez en estrecha colaboración con la escultora Cristina Iglesias, viuda de Juan Muñoz, ha sido la encargada del montaje en Bilbao.

La muestra tiene cambios significativos respecto a la organizada en Londres. Con menos dibujos, se exhiben nueve obras diferentes, algunas mostradas en muy pocas ocasiones como 'Descarrilamiento' (Derailment, 2000-2001), una de las últimas obras de Muñoz que por sus dimensiones no pudo verse en Londres.

Ya en la escalera de acceso al museo, la obra 'Trece riéndose los unos de los otros' despierta la atención de los visitantes. "Me gusta ver como la gente se fotografía en esta pieza, se suben, la tocan. Está hecha para eso, adquiere vida", ha comentado Cristina Iglesias, muy satisfecha con la exhibición del Guggenheim. "La exposición en la Tate era más académica, más de tesis. Aquí se ha trabajado con el espacio, es más teatral, que es lo que le gustaba a Juan".

En el pasillo de la segunda planta se ha situado la parte didáctica, en un espacio en que "los visitantes se pueden sentar y escuchar las obras sonoras, mientras que grandes paneles ilustran sobre las inspiraciones del escultor en artistas como Giotto, Velázquez, Degas o Pirandello.

A continuación, una de las obras más emblemáticas de Muñoz, 'Many Times' (Muchas veces), compuesta por cien esculturas de poliester y resina dispuestas en grupos, "adquiere una nueva dimensión en el Guggenheim".

Conversación con Richard Serra

La gran sala en la que ha sido instalada "permite pasear entre las figuras, que se engrandecen con el espacio" y los altos techos a través de los que penetra la luz natural "hacen que la instalación respire. La luz de día ilumina y crea sombras dando vida a las esculturas. Es un espacio fantástico para Juan", señaló Giménez, emocionada con el resultado de la exposición. "En la Tate la luz es muy mala y la disposición es de sala tras sala, mientras que aquí se van estableciendo relaciones".

Un visitante contempla otra de las obras del madrileño. (Foto: Iñaki Andrés)
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Un visitante contempla otra de las obras del madrileño. (Foto: Iñaki Andrés)

Una de estas relaciones es la que se crea entre el gran conjunto escultórico 'La materia del tiempo' de Richard Serra y la obra 'Stuttering Piece' (Pieza tartamudeante), formada por dos pequeñas esculturas sentadas que mantienen una conversación insustancial.

"Existe un cariño y un respeto entre los dos artistas y por ello he querido que dialogaran", ha comentado Giménez, especialista en la obra de Serra. "Él fue quien me presentó a Juan Muñoz. Entonces decía que no quería ser artista, que quería ser 'curator'. Juan quería hacer muchas cosas, pero por encima de todo era un artista, un generador de ideas constante".

La distribución de los espacios del Guggenheim "permite hacer un montaje muy teatral, como sus piezas", comentó Giménez que en uno de estos espacios ha reunido por primera vez los conjuntos 'Escena de conversación' de 1994 y de 1996.

Tanto Carmen Giménez como Cristina Iglesias y Juan Ignacio Vidarte, director del museo, han lamentado que no haya sido posible traer la instalación 'Double bind' creada por Juan Muñoz para la Sala de Turbinas de la Tate y que, debido a sus grandes dimensiones, no ha vuelto a poder exhibirse.

"Se han estudiado dos espacios muy bellos. El museo tiene voluntad de montarla. Aunque no coincida con la exposición, se mantendría al menos un año", comentó Cristina Iglesias, quien no descarta que la escultura se muestre en Madrid, donde viajará la retrospectiva, con cambios muy significativos, al Museo Reina Sofía.

lunes, 8 de diciembre de 2008

miércoles, 3 de diciembre de 2008

BARCELO/CÚPULA/ANTONIO MUÑOZ MOLINA

Bajo la cúpula - Antonio Muñoz Molina - El País
Barcelo bajo la cúpula y con 6 millones de € más ©El País
Yo no sé si me gusta o no me gusta la célebre cúpula de Miquel Barceló. Carezco de ese agudo sentido estético, cercano a lo adivinatorio, que permite a tantos de mis contemporáneos juzgar una obra de arte en virtud de algunas fotos y del color político del gobierno que la ha encargado. Incluso me pregunto si entre las tareas de un gobierno, en los tiempos que corren, se cuenta la de elegir a discreción a un cierto pintor y no a otro, y gastarse en el encargo al menos ocho millones de euros, sin un debate público previo. Hablar de dinero es mezquino cuando se trata de un artista de esta categoría, y de esta cotización internacional, nos dicen. Nos lo dicen personas que sí hablarían de dinero si el gobierno que ha encargado la obra fuera el del partido al que ellas no votan. En España, la indignación moral es tan previsible como la emoción estética. Sabemos quién se va a rasgar las vestiduras porque medio millón de euros salgan de los fondos de ayuda al desarrollo con la misma certeza con la que sabemos quién va a emocionarse con la cúpula de Miquel Barceló. La cúpula en sí, o la ayuda al desarrollo, no le importa a nadie: si esa misma cúpula la hubiera encargado el gobierno del otro partido, los mismos que ahora se quedan embobados ante ella sin haberla visto más que en fotos la encontrarían cuando menos discutible, y las denuncias valerosas contra el despilfarro de un dinero que debería haberse empleado en alimentar a los pobres del mundo se multiplicarían en columnas justicieras.
Yo no sé si el trabajo de Barceló vale los seis millones de euros que según dicen ha cobrado por el encargo. Todo necio, ya sabemos, confunde valor y precio, y los precios del arte están tan sometidos a la especulación como la vivienda. En las subastas de este otoño en Nueva York, cuadros que el año pasado se habrían vendido por decenas de millones de dólares no han encontrado comprador o han caído a la mitad de su precio. Aquí no reparamos en gastos. Ni de dinero ni de palabras. Por lo pronto, y en el espacio de unos días, la cúpula de Barceló ya se ha convertido en la Capilla Sixtina del siglo XXI, y está a la altura de la capilla de Mark Rothko en Houston o de las cuevas de Altamira, según las fuentes. En mayo del año pasado, en Sotheby's de Nueva York, se pagaron obscenamente 72,8 millones de dólares por un cuadro de Rothko en cuyo título había ya una delicadeza prometedora de haiku: White Center (Yellow, Pink, and Lavender on Rose). Si un Rothko, con sus rosas y lavandas desleídos, costaba esa cantidad demencial hace año y medio, ¿quién va a quejarse del precio de un Barceló de más de mil metros cuadrados en el que se han empleado treinta y cinco mil kilos de pintura?
Siendo dinero público, y dinero público de un país de tan endeble presencia internacional como España, las comparaciones resultan algo menos estratosféricas. Ocho millones de euros es más de la mitad del presupuesto que tendrá el año que viene la Seacex, que es la agencia estatal dedicada a organizar exposiciones de arte español en el extranjero; ésa es la misma cantidad que dispondrán en 2009 para sus programas culturales la totalidad de los 72 centros del Instituto Cervantes; y no quiero pensar en las asignaciones literalmente miserables que manejan las embajadas y consulados españoles en las grandes capitales del mundo, y que para lo más que dan es para alquilar una pequeña sala de conciertos o para contribuir con unos cientos de dólares al programa de una exposición. Algunas veces se oye la opinión triunfalista de que la presencia cultural francesa en el mundo está en declive, porque el francés tiene mucho menos empuje que el español, como si el azar demográfico del número de hablantes de nuestro idioma tuviera algo que ver con la visibilidad internacional de España. Pero basta comparar, en cualquier capital de Europa o de América, el porte de los centros educativos y culturales franceses con el de los españoles para despertar a la realidad y hacerse una idea inmediata de la triste posición que ocupamos, acerca de la cual se aprende también algo si se compara el número de diplomáticos españoles con el que disponen no ya Francia o Alemania o el Reino Unido, sino países como Holanda o Dinamarca.
Por encima de sus triviales diferencias, tan entretenidas al parecer para los periodistas, la casta política española tiene un gusto común por el mangoneo clientelar y las exhibiciones suntuarias. Durante los años prósperos han despilfarrado la riqueza que hubiera debido invertirse en dar un fundamento sólido de instrucción pública, justicia social y dinamismo económico al país, pero ahora que vienen tiempos de quebranto, ellos siguen tirando el dinero en sus caprichos megalómanos y en sus redes corruptas de control e influencia como si la crisis no existiera y como si la ciudadanía no fuera a pedirles cuentas nunca. Pero la ciudadanía parece haberse contagiado de la intransigencia de unos y otros, o de los Hunos y los Otros, como decía el pobre Unamuno al final de su vida, y el espacio para la libertad de conciencia y para el soberano criterio personal se va volviendo cada vez más estrecho: si yo pongo en duda la conveniencia de gastar ocho millones de euros en una cúpula para que se hagan fotos debajo de ella un cierto número de autoridades, me habré vuelto instantáneamente de derechas; y si en lugar de eso me declaro en éxtasis ante las estalactitas de colores chillones de Miquel Barceló, eso significará, ante los Hunos y los Otros, que estoy a favor de la alianza de civilizaciones, de la igualdad de género, de las energías renovables, del cine español, que me indignan los chanchullos inmobiliarios de los ayuntamientos del PP, pero no llego a enterarme de los que cometen los ayuntamientos socialistas...
No me da la gana. No quiero que mi pensamiento me lo estén dictando a cada paso los vigilantes voluntarios de un sectarismo político del que ya no están a salvo ni las opciones más personales de la vida. No acepto el dictamen casi amenazante del titular de este mismo periódico: "El arte de Barceló acalla las críticas". El arte no está para acallar las críticas sino para alentarlas. Llevo muchos años observando con mucha atención el trabajo de Miquel Barceló, y muchas veces me ha entusiasmado, y otras, sobre todo en los últimos tiempos, me ha parecido mucho más inventivo en las acuarelas y en los dibujos que en las obras de gran formato, en las que he intuido un cierto agotamiento de la inspiración, atemperado por el oficio. El mismo derecho tengo a que me guste esa cúpula como a que no me guste, y también a poner por encima del juicio estético una convicción política. Seguro que había cosas más urgentes en las que gastar todo ese dinero. En cuanto a las comparaciones con la Capilla Sixtina, quizás sería prudente esperar uno o dos siglos.

domingo, 30 de noviembre de 2008

XXV FERIA DE ARTESANIA ARAGONESA



PRIMER PREMIO DE LA FERIA


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sábado, 29 de noviembre de 2008

LIBROS PARA LEER : EPIPSYCHIDION



PERCY B. SHELLEY (1792-1822), compuso Epipsychidion (canto del alma) en 1821, el poeta
romántico inglés ha sido traducido por Rafael Lobarte Fontecha con amor y dedicación.
Publicado por Visor, en su Colección Visor de Poesía, número 696, (¿casual?).
Edición ideal para regalar, disfrutar, practicar con vuestro inglés, soñar, etc.,etc.,etc.

lunes, 24 de noviembre de 2008

DESNUDO



estoy como el árbol,
verde por dentro -todo musgo, blanda y sedosa-
roja por fuera -ira que enciende mi llama, sangre que tiñe mis manos-
estoy como el arbol.

MAS FOTOS DEL OTOÑO





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jueves, 20 de noviembre de 2008

MADRID : EXPOSICIONES : REMBRANDT

Una exposición estupenda, para disfrutar con poca luz -los cuadros los compraban los ricos y en el siglo XVII, en Holanda había unos grandes ventanales. Volveré para ver si comprendo la disposición de algún que otro cuadro.

El Prado cuenta con "La gorda", Artemisa, una de sus mejores creaciones.

Para interesados :

JULIA LUZÁN 05/10/2008
Fue un maestro en el uso de la luz y el color. Una exposición en el Museo del Prado repasa ahora una faceta peculiar del pintor: la de narrador de historias y estados de ánimo. Casi acción cinematográfica.
Rembrandt van Rijn, uno de los grandes genios de la pintura, tuvo entre sus muchos dones uno que marcó su vida: la oportunidad del nacimiento. Cuando el noveno de los diez hijos de un acomodado molinero vio la luz en Leiden, el 15 de julio de 1606, la ciudad se reponía de una dura guerra y acababa de unirse a las Siete Provincias Unidas, la nueva república que se sacudió el dominio de España. La ciudad medieval se había convertido en la meta de los refugiados valones y flamencos del sur, atraídos por la prosperidad calvinista y el comercio de la lana, y aún recordaba con trauma el sitio al que la sometieron los españoles en 1573. Hoy, cada 3 de octubre se recuerda con pan y arenques la comida de los resistentes, el final de aquel asedio.
Fue también la suerte la que condujo a Rembrandt hasta Pieter Lastman, el mejor pintor de temas históricos en Amsterdam. Pero el golpe decisivo que le proporcionó el azar fue conocer a Constantin Huygens, uno de los secretarios al servicio del príncipe de Orange -entre sus ocupaciones figuraba descifrar los mensajes interceptados a los tercios españoles en Flandes-. Huygens, hombre cultivado, acariciaba la idea de descubrir pintores para la nueva corte tal como había visto en Italia, París y Londres. Su deseo era encontrar a alguien parecido a Rubens, el gran pintor que para los nuevos regidores holandeses sólo tenía un defecto, estar al servicio de los católicos Austrias. El secretario buscaba un artista que convirtiera a los príncipes en dioses y las batallas en gestas heroicas. El destino quiso que ese hombre fuera Rembrandt, el hijo del molinero de Leiden, el Shakespeare de la pintura holandesa, el mago de la luz y el color.
'Rembrandt, pintor de historias' inaugura la temporada de exposiciones temporales en el Museo del Prado. Alejandro Vergara, historiador del arte, jefe de conservación de pintura flamenca y escuelas del norte del museo y comisario de la muestra, comenta el reto que representa mostrar la obra de un pintor del que se conoce casi todo: "Quiero transmitir la idea de una mirada peculiar de un artista. Rembrandt utiliza la historia en sus cuadros para dar su visión de la vida. No es ortodoxo. Aunque cuente historias normales, su mirada sobre los seres humanos es peculiar, y cuando pinta historia, lo que hace es pintar estados de ánimo. Esta faceta es una forma de vincularle con toda la tradición de pintura histórica que atesora el Prado". Serán 40 obras, de distintos museos, las que mostrarán los mejores momentos del arte narrativo de un pintor de producción limitada -315 cuadros en 63 años de vida.
Un hombre ataviado con turbante con pluma y capa de corte oriental. Así se introduce al espectador en la exposición. Es una de las muchas caras de Rembrandt, un artista obsesionado consigo mismo, aficionado a ver a los hombres como actores. A lo largo de su vida se retrató como mendigo, bufón, gentilhombre... los mil rostros del artista aparecen en sus autorretratos y en los personajes de sus figuras históricas. Adorable de joven, con el lado derecho de la cara en sombra y un peinado de rizos profundamente estudiados. Inquietante de anciano, con las mejillas hundidas y arrugadas. Siempre con una barbilla prominente y nariz chata que con los años se fue convirtiendo en rechoncha.
Contra lo que su vida y su aspecto de los últimos años pudieran hacer pensar, Rembrandt no fue un patán. Las Escrituras, la Biblia, eran la palabra de Dios en la República de Holanda en el siglo XVII, y el artista conocía bien aquellos textos. Fue educado con esmero, y posiblemente en la Universidad de Leiden, donde coincidió con su paisano Jan Lievens, el otro gran pintor de la época, se despertó su curiosidad literaria. Allí quedó registrado como "Rembrandus Hermanni Leydensis", y así firmaría sus primeras obras. Allí, Huygens fue el hombre clave para ambos en su pretensión de hacer de ellos los Van Dyck y Rubens protestantes: "Rembrandt es superior a Lievens en su pincelada firme y en la vivacidad de sus emociones; Lievens le supera en la sublimidad de sus conceptos y en el realce de los temas y formas", escribió. En su tarea de mecenas, Huygens les propuso a ambos viajar para completar su formación. Lievens aceptó y se fue a Italia; Rembrandt, en cambio, se mudó a Amsterdam, la ciudad a orillas del Amstel, plagada de comerciantes y dinero.
Rembrandt buscaba la textura física de la pintura, una obsesión durante toda su vida. Quería reflejar el lenguaje del cuerpo, las pasiones, los movimientos de las figuras, las expresiones de los rostros, los gestos. La acción en sus cuadros transcurre como en una película. Contemplar cualquiera de ellos es asistir al momento culminante de la acción aunque tuviera que elegir motivos brutales, como en El sacrificio de Isaac, e introducir elementos de suspense como el ángel que sujeta el brazo levantado de Abraham con el que pretende matar a su hijo. Un maestro de los recursos escénicos.
Otras veces refuerza la acción e introduce en la pintura escenas con diálogo, los gestos que acompañan a una conversación le proporcionan el movimiento que él quiere para sus historias. En ocasiones, una única figura cuenta la historia del cuadro con sus manos. Son ellas las que hablan al espectador.
En la primera sala de la exposición del Prado, algunas obras en las que se reflejan de forma admirable los sentimientos humanos: La lapidación de san Esteban o Cristo con los mercaderes en el templo, que, en palabras de Vergara, "son los cuadros de un pintor tratando de aprender a pintar emociones muy intensas. La lapidación... es el primer cuadro firmado de Rembrandt (1625), y ves a los personajes poniendo caras como si estuvieran delante de un espejo, que es lo que hace el artista cuando se autorretrata. Su obsesión es ser un narrador, pero ¿cómo cuenta un pintor?", se pregunta Vergara, "replanteándose las cosas, intentando aprenderlas para hacerlas de nuevo. Las caras son diferentes, los estilos también, incluso el tratamiento del color". Todos estos matices los observó Huygens el día en que pudo contemplar en el estudio del artista Judas devuelve los treinta denarios. Fue tanta su emoción que escribió: "Rembrandt concentra toda su deliciosa atención en los cuadros pequeños, pero en este pequeño formato se las arregla para alcanzar lo que en vano podría buscarse en las obras mayores de otros". El pintor de pinceladas gruesas supo también plasmar lo delicado, lo sutil, la luz. "Rembrandt, el pensador", exclamó Goethe al ver uno de sus grabados.
Cuando Rembrandt aún está aprendiendo a pintar, Rubens, "el príncipe de los pintores y el pintor de los príncipes", es el artista más famoso de Europa. Posee fama, dinero, honores. Es el espejo en el que todos se miran. "Hasta 1640, la meta de Rembrandt es alcanzar su forma propia de pintar aunque hay una especie de eco, Rubens, que está siempre presente en su obra". Para rastrear influencias y diferencias en la obra del artista, en la exposición del Prado colgarán telas de Rubens, Velázquez, Tiziano y Veronés, con la idea "de enseñar al espectador lo que vincula a este pintor con la gran tradición de la pintura europea". Sansón y Dalila (1636), posiblemente la estrella de la muestra, cierra la primera etapa de la carrera de Rembrandt. Es la apoteosis del barroco, "todo movimiento, energía, con líneas redondas y figuras en movimiento".
Amsterdam, entre 1635 y 1636, vivía la maldición de la peste. Mientras los ciudadanos cuidaban a los enfermos y enterraban a sus muertos, Rembrandt apenas salía de su estudio, pintaba compulsivamente, transformaba la historia sagrada en historias humanas. Susana y los viejos (1636), Bellona (1633), El rapto de Europa (1632), El banquete de Baltasar (1636-1638), Daniel y el rey Ciro ante el ídolo Bal (1633) evidencian el apogeo del artista como narrador. En aquellos negros años, su taller bullía. Houbraken, uno de sus discípulos, llegó a describirle como un hombre maniático, excéntrico, riguroso e inflexible, sometido a las maldades de los alumnos, que se mofaban de él y pintaban monedas en el suelo para que el maestro se agachara a recogerlas.
Unos años antes, un joven pintor de la corte española, Diego Velázquez, mostró ante el rey Felipe IV su gran cuadro de Las lanzas con la heroica defensa de Breda y la capitulación del holandés Justino de Nassau ante el español Spínola. En 1642, Rembrandt ha entregado su gran obra La ronda de noche, una composición espectacular cargada de figuras. Antes ha tenido que enfrentarse a otra tarea. Huygens le había encargado seis escenas de la Pasión para el estatúder (el hombre que controlaba el Gobierno de los Países Bajos). Rembrandt se empleó a fondo. Deseaba lograr algo distinto al Descendimiento de Rubens para la catedral de Amberes. Lo logró con su Ecce Homo vencido por el dolor, lejos del hombre triunfante del Renacimiento.
el pintor holandés humaniza las historias. Pone vehemencia, se embala narrando, retorciendo cuerpos; logra una acción cinematográfica. Los encargos de retratos se suceden. También los elogios a su obra. Saskia Uylenburgh aparece en su vida. Procede de una rica familia de la región de Frisia, es joven, con ojos candorosos. Él la corteja, la dibuja con dulzura. Se convierte en la Flora de sus cuadros. Son años de matrimonio plácido. Dibuja niños para paliar el dolor de la pérdida de los suyos, que se morían al poco de nacer, hasta que finalmente llegó Titus.
En 1942, la desgracia llama a la puerta de la casa de contraventanas rojas de Amsterdam. Saskia se consume por la tuberculosis y muere en junio de ese año. El dolor es inmenso, pero Rembrandt lo apacigua pronto metiendo en su cama al aya de su hijo Titus, Geertje Dircx, viuda a su vez de un corneta de Edam. La biografía de Rembrandt le muestra en esta etapa de su vida malévolo, amoral, inconstante. Cuando se cansó de Geertje, la llevó a los tribunales y consiguió internarla en una institución para mujeres desequilibradas. La joven ama de llaves, Hendrickje Stoffels, sustituyó al aya y le dio una hija, Cornelia, llamada así en recuerdo de la madre del pintor. A partir de ahí, la vida se le tuerce al ya famoso artista y la ruina se instala en su hogar. La segunda parte de la vida de Rembrandt ha comenzado.
A principios de 1640, Rembrandt se aparta del estilo colorista de las escenas históricas barrocas. Intenta centrarse en lo que quiere transmitir. Pinta poco, se recrea en la forma para transmitir el conflicto interior de sus personajes. Se dedica al grabado y estampa escenas sublimes, como Ecce Homo y Cristo crucificado entre los dos ladrones. Para Alejandro Vergara, el pintor está en su mejor momento: "Al final de su vida hay quietud y pintura, y poca cosa más. A partir de 1645 deja de mirar hacia atrás, hacia sus referentes. Es profundamente original. Va contra corriente porque en la pintura holandesa de ese momento está de moda el preciosismo tipo Vermeer. El resto de la exposición se centra en contar ese proceso, en cómo va deshaciéndose de lo accesorio. Rembrandt es un pintor de contenidos que al final se hace consciente de su lenguaje, se da cuenta de que trata de pintar más que de contar. Se para y reflexiona, comprende que en la pintura se va posando el pensamiento. Piensa en pintura".
Al final de su vida -morirá en 1669- busca la grandeza de espíritu. Trabaja en un cuadro monumental, La negación de Pedro (1660). En sus últimos años, todo lo que refleja en sus obras es sombrío. Su hijo Titus ha muerto y está lleno de deudas. Sus pinceladas se vuelven más bastas, la factura es descuidada, pero a la vez transmite más fuerza que nunca. Paradójicamente, en uno de sus últimos autorretratos se pinta muerto de risa con un aire de maldad en su rostro. Dicen que quiso emular a Zeuxis -el pintor griego tan realista que cuando pintaba uvas los pájaros se acercaban a picotearlas-, muerto de risa pintando. ¿Adivinanza o burla a la historia? La respuesta se la llevó a la tumba el gran Rembrandt. P
La exposición 'Rembrandt, pintor de historias' puede verse en el Museo del Prado del 15 de octubre al 6 de enero de 2009.

jueves, 13 de noviembre de 2008

EL BOSQUE ATLANTICO



Hemos pasado un día en Francia, en el valle de Barétous, perdidos en medio de una batida de caza,lógicamente sólo estábamos nosotros, los cazadores y los perros. El otoño, en el bosque atlántico este año se muestra espléndido, la riqueza de los matices, la degradación de los colores
ha sido única.

Por supuesto los rojos, los tonos podridos están acéntuados, los amarillos brillantes, hacia sol, un día magnífico, que permitía ver el otoño sobre el lecho verdoso del musgo y del agua. Aquí el agua
es translúcida , gorda y pesada.

martes, 4 de noviembre de 2008

SÓLO QUIERO CAMINAR

Estupenda ... me he comprado unos bombones belgas para celebrarlo ... Diego Luna está
guapísssimo, me encanta .... que hombre ... ideal .... bueno estupenda Victoria Abril y por supuesto Ariadna Gil .... y todo el mundo .... la música .... de Paco de Lucia ..., en fín, algún ajuste,
pero, cine con mayúsculas y

Creo que Agustín Díaz Yanes hace más por las mujeres con una película que el Gobierno
con su Ministra ...

La lectura de los carteles, de los diálogos de la película fue lo que me llevó a verla, salvando las distancias, me recuerdas los héroes del cine Americano de los años cincuenta. A mi me recuerda a Johnny Guitar, pero desde el presente. A Almodovar también le encanta. Los diálogos de muerte:

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: ¡No te vayas!
Vienna: No me he movido.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias (bebe). Muchas gracias.

domingo, 2 de noviembre de 2008

RONCESVALLES : Camino de Santiago y Señorío de Bertiz

Itinerario: Camino de Santiago (Roncesvalles-Zubiri) y Señorío de Bertiz

Agradable etapa del camino de Santiago que se puede realizar en cualquier época del año, sus bosques ofrecen distintas caras, pero aquí el cielo y la tierra se transforman para ofrecer lo mejor de sí mismo.

Cuando se llega a Roncesvalles en coche,(lugar tan mítico, para mí tan añorado), el primer vistazo deja un poco desolado al visitante (más si se llega desde Francia), hay que alejarse de las carreteras, transitar por sus prados, caminar por las veredas en invierno, escuchar el silencio como en ningún otro sitio, distinguir el olor del bosque, apreciar la luz tamizada bajo los hayas, etc. y muchas cosas más. En el día de hoy, a pesar de las amenazas de lluvia el cielo esta limpio, con un océano lleno de nubes, como olas, el mismo azul pinta de color las montañas, y estas se asientan sobre un verde majestuoso, después de la semana de lluvias todo el mundo está feliz, las vacas, las cabras, ovejas y caballos se esparcen por los prados sesteando tranquilos. La tierra está arada, preparada para la sementera.

En el fondo de los valles, las hayas todavía tienen hojas verdes, como de primavera ( y no saben que el invierno quemará estos brotes tardíos) la mayoría de las hojas ha caído hace tiempo, los suelos están sembrados de hojas, mullidos y espesos. Pocos caminantes, alguna bicicleta estrenando los nuevos caminos asfaltados que tanto nos molestan a los senderistas de bota y zapatilla. Los pueblos como siempre, tal vez más silenciosos, día de difuntos, pero ni siquiera en los camposantos hay gente, la ruptura del PP/PN y las bombas llevan el silencio a las calles.

En el señorío de Bertiz llueve como siempre, o casi siempre. Es mi paraíso, el valle de Baztán es uno de mis lugares favoritos. Esta situado en zona atlántica, cerca de Pamplona. Constituye uno de los lugares más interesantes del país. Al entrar hay un parque con casa, centro de información y jardín. Herencia del siglo pasado que sus propietarios donaron a Navarra. Los árboles del jardín son variados y exóticos : ginkos, bambúes, cefalotejos, cedros, piquidámbares, etc. -como en los jardines italianos-. El resto del parque lo constituye una gran masa forestal que casi limita con Francia y ocupa una gran extensión de bosque atlántico. Hay caminos señalizados y una buena planimetría que se entrega gratuitamente en el centro de información.

lunes, 20 de octubre de 2008

LECTURAS DE VIAJE : JOSE MARIA EÇA DE QUEIROS

Se acaba de publicar "La correspondencia de Fradique Mendes". Escritor portugués, de la talla de Flaubert, vivío durante la segunda midad del siglo XIX, viajó por todo el mundo a pesar de
las distancias de los tiempos y de su tuberculosis que acabó por matarlo en el París de 1900. Es uno de mis preferidos. La mejor : Los maias; además : la reliquia, la carretera de sintra, etc. Inicié mis lecturas en libros gastados, de viejo, comprados en los rastros de madrid, ediciones de los años treinta. Nunca ha sido bien divulgado en España, hace unos quince años se volvió a publicar su literatura amparado quizás por el Premio Nobel Portugués que amplió las miras de los editores. Siempre de espaldas a nuestro país vecino, nadie recuerda que están ahí.
Más información de Letras Libres, por Jorge Edwads "Eça de Queiroz y nosotros" :
El novelista portugués Eça de Queiroz, como luego Fernando Pessoa, fue, entre otras muchas cosas, un inventor de heterónimos y fantasmas literarios. Jorge Edwards rastrea el origen de Fradique Mendes, el personaje-escritor creado por Queiroz y sigue su influencia literaria en el novelista chileno Joaquín Edwards Bello gracias a un feliz hallazgo bibliográfico, la desconocida obra Don Juan Lusitano.
La literatura narrativa moderna, desde el Quijote hasta la obra de Proust, desde Proust hasta Borges y hasta más acá, está llena de personajes ficticios que son hombres de letras, escritores o escribidores. Don Quijote es conducido hasta la Cueva de Altamira, poco después de asistir a las bodas de Camacho, por un letrado, un personaje cuya profesión era "ser humanista", según declaración propia, y que había escrito por lo menos tres libros: el de las libreas, donde se pintan setecientas y tres libreas "con sus colores, motes y cifras"; otro, imitación de Ovidio, Metamorfoseos, y un tercero al que llamaba Suplemento a Virgilio Polidoro. Hay escritores absurdos, como este pintor de libreas, como el Pierre Menard o el Carlos Argentino Daneri de Borges, y otros menos absurdos, más cercanos a modelos literarios reales, como el Bergotte de Marcel Proust. La creación de heterónimos, sin embargo, va más allá de la simple invención de un hombre de letras. El heterónimo es un alter ego, la propuesta siempre irónica de un doble. Es, además, un doble diferente, no calcado de uno mismo, y posee una escritura propia y que es parte esencial del invento. Cada uno de los heterónimos de Fernando Pessoa, para citar el ejemplo más conocido, tiene un estilo personal acusado —neoclásico, whitmaniano, etcétera— que lo separa de los demás. Podemos reconocer a los heterónimos y a Pessoa "él mismo" a partir de un rápido análisis de la escritura. Por algún motivo que no es fácil explicar, la literatura portuguesa ha sido especialista en crear estos curiosos fantasmas literarios. Ya sabemos que Pessoa inventó muchos y que José Saramago escribió una novela, El año de la muerte de Ricardo Reis, basada en episodios del final de la vida de uno de ellos. Pero la afición a estas figuras venía de bastante más atrás. Eça de Queiroz inventó y le dio voz, primero poética y después epistolar, a Carlos Fradique Mendes, un heterónimo que alcanzó una curiosa influencia y que llegó a tener presencia, como ya se verá, hasta en la literatura chilena. No soy especialista en literatura de Portugal y ni siquiera en la obra de Eça de Queiroz. Sólo aspiro aquí a transmitir algunas impresiones de lectura y a señalar el caso del Don Juan Lusitano, un texto más bien desconocido de Joaquín Edwards Bello, publicado por la editorial Nascimento en 1934 (empresa editorial de un portugués de las Islas Azores avecindado en Chile, precisamente) y que lleva el siguiente subtítulo: "Ejercicios portugueses dedicados a los lectores de Eça de Queiroz". Al parecer, la primera idea de Fradique Mendes data de 1868, de los 23 años de Eça de Queiroz, y no es enteramente seguro que haya sido una creación exclusiva suya o un invento conjunto y en el que también participaron el poeta Antero de Quental y el escritor y periodista Jaime Batalha Reis. En 1869 se publicaron poemas del poeta ficticio en el folleto Revolución de Septiembre. Eran estrofas elaboradas con cierta dificultad por Eça, quien se definiría algún tiempo más tarde como prosista y novelista, y uno de los poemas llevaba un título significativo: "Serenata de Satanás a las estrellas". En la edición definitiva de La correspondencia de Fradique Mendes, que comenzó a publicarse por entregas en 1888, pero que salió en forma de libro en 1900, después de la muerte del novelista, hay un retrato literario y humano del personaje, más que una biografía formal. Es un intento de explicar su actitud estética y sus antecedentes en la literatura del siglo XIX, intento que supone una crítica, una revisión y hasta cierto punto una declaración de principios. A través de Fradique, Eça se desmarcaba de la tradición romántica y trataba de insertarse en la "modernidad" de su época. El invento de Fradique Mendes, cultivado por Eça de Queiroz a lo largo de toda su vida, fue un acto de rebeldía, una provocación primero que todo literaria, pero llena de alcances éticos y políticos, y tuvo repercusiones fuera del ámbito estricto de la lengua portuguesa, como lo demuestra su eco en la obra chilena de Edwards Bello. Sería necesario estudiar la repercusión de Eça y de Fradique Mendes en otros escritores del mundo hispanoamericano, entre ellos Pío Baroja y Ramón del Valle Inclán. Se podría sostener, quizás, que el movimiento romántico en las lenguas portuguesa y española, de carácter débil, lacrimoso, inconsistente, tanto en la Península como en América, fue derribado, pulverizado, reemplazado por nociones más modernas, en diferentes momentos: en el de Eça de Queiroz y Fradique Mendes; en el del brasileño Machado de Assis al iniciar su segunda etapa, la de las Memorias póstumas de Bras Cubas; en el de Rubén Darío y el modernismo; quizás en algunos episodios intelectuales de la generación española del 98. Son procesos de contradicción y refundación que después tendrían influencia en creadores de aguda conciencia crítica de las primeras décadas del siglo XX: escritores de la órbita de Joaquín Edwards Bello, de Macedonio Fernández, de Juan Emar, del Jorge Luis Borges joven. Lo primero que destaca Eça de Queiroz en su retrato de Fradique es un conjunto de afinidades y de amistades literarias nuevas y decididamente escandalosas en aquellos años. En las primeras líneas de La correspondencia confiesa que su intimidad con Fradique comenzó en París en 1880, en momentos en que el poeta, viajero impenitente, regresaba de su viaje al África Austral, pero agrega que ya se había encontrado con su nombre en unos versos que lo maravillaron y que se habían publicado en La Revolución de Septiembre. Los versos en cuestión, como ya sabemos, eran obra del propio Eça, lo cual ya nos coloca en el tono de broma y espejismo literario de todo el texto. Eça, aquí, es un claro precursor del Borges del Pierre Menard y de otros escribidores contemporáneos. Era una época en que el narrador y sus compañeros de cenáculo habían decidido combatir a brazo partido, a "rijos brados", como dice el texto original, el lirismo íntimo que había hecho de la poesía una "monótona e interminable confidencia de glorias y martirios de amor". La poesía de Fradique hablaba de otros asuntos, asuntos exóticos y sorprendentes: la historia de un anacoreta del siglo VI que cedía en su vejez a las tentaciones carnales; la del caballero Perceval y su búsqueda del Santo Grial; la de un demonio germánico que daba serenatas irónicas en un ambiente de la Edad Media... El Fradique de Eça de Queiroz es un personaje ubicuo, viajero a lugares exóticos, refinado, de talento y cultura superiores, que a menudo da la impresión de haber celebrado un pacto con el diablo, tema que surge en diversos episodios de la obra del novelista portugués. Está conectado con el "satanismo" de algunos poetas del norte de Europa y tiene amistad con los "malditos" y con los "parnasianos" de la poesía francesa de su época. Ha visitado a Victor Hugo en su exilio de Guernesey y es amigo personal de Charles Baudelaire y de Leconte de Lisle. En la novela de 1900, el narrador llega a un hotel de El Cairo y divisa a Fradique sentado en una mesa junto a un grupo de franceses. Hay una mujer interesante y un Júpiter barbudo, "un dios pesado y blando, con un principio de obesidad, que arrastra una pierna..." El narrador comenta que conoce aquella cara. "Naturalmente", le contesta Fradique, "por grabados... ¡Es Gautier!" Théophile Gautier era uno de los mitos literarios de la segunda mitad del siglo XIX. "¡Si no era un olímpico", exclama el narrador, "era por lo menos el último pagano, alguien que conservaba, en esos tiempos de intelectualidad abstracta y cenicienta, la religión verdadera de la Línea y del Color!" El texto póstumo de Queiroz, en buenas cuentas, es un curioso alegato literario. Es un alegato y a la vez un juego: una broma bien fabricada. Se habla de todo un conjunto de escritores franceses del siglo XIX, con dos importantes omisiones probablemente involuntarias, Arthur Rimbaud y Jules Laforgue, y con un silencio deliberado, el de Gustave Flaubert, parodiado sin embargo con notable insistencia. Nos encontramos casi al pie de la letra con las primeras líneas de Salambo, con un comienzo de capítulo de La educación sentimental ("Viajó... Conoció la melancolía de los barcos..."), con una lista de pesquisas eruditas a la manera de Bouvard y Pécuchet, los dos escribidores por excelencia, los dos precursores. En el comienzo de sus "ejercicios" de 1934, Joaquín Edwards Bello cuenta que estuvo dedicado a leer el epistolario de Fradique y que le vino a la mente la posibilidad de formar, "mediante el ciclo queiroziano, un arquetipo portugués, un Don Juan Lusitano". En el prólogo a la obra, escrito por él mismo, dice algo interesante. "Fradique", escribe, "es la sombra suntuosa de Eça de Queiroz". El personaje ficticio no podría ser mejor retratado. El novelista real lleva una existencia mediocre, de burócrata más bien mal pagado, pero tiene la posibilidad de inventar un alter ego de lujo, liberado de las limitaciones suyas. Edwards Bello piensa que la sed viajera de Fradique es propia de sus antepasados portugueses: "es un resplandor constante del deslumbramiento de navegadores en África, la China y América". Voy a enumerar algunos de los aspectos de Eça de Queiroz, sobre todo en su condición de inventor de Fradique Mendes, que tienen algo en común con Joaquín Edwards Bello. Edwards Bello, como el personaje de Fradique, como el propio Eça de Queiroz, odiaba el lugar común. Ellos trataban de alcanzar una visión propia, autónoma, independiente, sobre cada cosa. Fueron grandes críticos de sus tribus nacionales, críticos a menudo extremados, y estuvieron siempre propensos, por esto mismo, a incurrir en disparates políticos importantes. Ni Edwards Bello, ni Queiroz, ni Fradique Mendes, su heterónimo, se habrían podido ajustar a la noción actual de lo "políticamente correcto": de ingresar a un partido, habrían sido militantes indisciplinados, nada confiables, pero habrían proyectado siempre una mirada fresca, auténtica, no sobornable, sobre los fenómenos de la sociedad. Recordemos que Flaubert escribió un Diccionario de las ideas recibidas (o si ustedes quieren, de los "lugares comunes"). De manera que Fradique, como Eça, su creador, también era flaubertiano en este punto preciso, y Edwards Bello flaubertiano en segundo grado, quizás sin darse cuenta. Este odio al lugar común e incluso al sentido común también fue propio de Miguel de Unamuno, a quien cita Edwards Bello en su prólogo. Ya he dicho que la rebeldía de Eça de Queiroz, cercana a la del poeta Antero de Quental, aunque de fondo diferente, corresponde bien al momento algo posterior de la generación española del 98. Unamuno, eso sí, tenía más afinidad con el Antero de Quental de inquietudes metafísicas y religiosas. Fradique Mendes, en cambio, le habría parecido un frívolo y un perfecto dEçadente. Fradique, en complicidad con Eça de Queiroz, su inventor, se definía a sí mismo como un "turista de la inteligencia", no como un hombre de ciencia, ni un filósofo, ni un historiador, a pesar de su notable afición a la historia. A la vez, era un estudioso constante, un aficionado que sabía concentrarse en sus temas, un espíritu libre y notable por su audacia. A la manera de los escribidores de Flaubert, se dedicó a temas tan diversos como los monumentos megalíticos de Andalucía, las habitaciones lacustres, la mitología de los pueblos arios, la magia de Caldea o el derecho consuetudinario de las tribus cafres. El Edwards Bello cronista, con los archivos que guardaba en cajas de zapatos, se sintió probablemente estimulado por esta curiosidad universal. No era exactamente una curiosidad científica. Era, en cambio, una forma permanente de ejercicio y un estímulo constante para escribir. En su notable prólogo, Edwards Bello sostiene: "El que no quiere o no puede vivir como quisiera, inventa: escribe". Él, jugador, aventurero impenitente, perdió todos sus haberes en la ruleta, como lo cuenta en sus novelas a través de uno u otro "alter ego", en forma queiroziana, y después, cuando ya no le quedaba más remedio, convirtió sus experiencias en textos narrativos y en crónicas. Los turistas intelectuales, los que huyen de los lugares comunes y las ideas recibidas, no se dejan seducir por los "monumentos canonizados", como dice Fradique. Los encuentran con frecuencia en la literatura, en la arquitectura, en el arte en general, y los rechazan con el consabido escándalo. Para Fradique, son monumentos canonizados, esto es, falsos ídolos intelectuales, la Jerusalén liberada, de Torcuato Tasso, así como las pinturas del Tiziano, las tragedias de Racine, las oraciones fúnebres de Bossuet. Tampoco se salvaba el gran clásico de la poesía portuguesa, Os Lusíadas. Doy fe de que algunos versos de Os Lusíadas me parecen monumentales, canonizados o no, pero soy lego en la materia. Edwards Bello, que en su juventud fue declarado Cónsul Dadá en Valparaíso, se entusiasmaba sin duda con este tipo de irreverencia y la compartía plenamente. Otro punto en común y que Edwards Bello recibía de Eça de Queiroz y de Fradique en forma consciente, plenamente a sabiendas, es la relación contradictoria, apasionada, de amor odio, con la tierra y con la ciudad propia. En el prólogo a su Don Juan Lusitano sostiene con acento unamuniano que el hombre, Eça, "no vivió sino que soñó al Portugal". Es la Lisboa de él la que interesa, no la del Museo de los Coches. ¿Por qué? Por una razón sencilla y profunda: porque "Lisboa es él". ¿Pensó también Edwards Bello que Valparaíso era él? Probablemente sí, o aspiró, por lo menos, a que lo fuera, en su condición de ciudad de los fantasmas, de los cerros y de los vientos. En las líneas finales de Don Juan Lusitano nos encontramos con una nota enormemente reveladora, una nota que contiene una observación brillante y a la vez una confesión mal disimulada. Termino con esta cita, sugerida por un episodio de La ciudad y las sierras: "Su amor a la sierra fue póstumo y contiene algo así como un perfume de remordimiento, por lo mucho que acerbamente criticara a su patria, lo cual, por extraño fenómeno, la engrandeció e hizo interesante a todo espíritu que no fuera portugués ni contemporáneo suyo". Es, en último término, una confesión triste. Lisboa, en su belleza un tanto melancólica, se salva, y las ciudades nuestras, a pesar de nuestros poetas y nuestros escritores, se hunden en medio del tráfago y del humo. Quedan unas cuantas palabras, pero pocos las leen y casi nadie quiere escucharlas. -

NORTE DE ITALIA : LAGOS MAYOR, ORTA , MERGOZZO Y MONATE

Itinerario : Bérgamo-Novara-S Nazzario de Sesa-Gattinara-Orta:Sacro Monte, S. Giulio, Madonna del Sasso-Stresa:Islas Borromeas-Mergozzo-Vogogna-Sacro Monte de Domodossola-Verbania-Lesa-Arona-Angera-Ispra

Aspectos más importantes que integran el documental gráfico que se acompaña :

Conocido por todos :la vegetación de los palacios, los jardines, lagos, montes, etc., sobre todo en otoño.

Desconocido : la arquitectura teatral de los Sacro Montes de la región, que unidos a los de Turín y Varese constituyen un conjunto monumental muy interesante. Desconocidos para los historiadores del arte y Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Sorpresa : la arquitectura popular de grandes poblaciones como Gattinara, Borgomanero, Angera, Lesa y aledaños etc., que también se encuentra en pequeñas poblaciones de Mergozzo, Vovogna o en las poblaciones cercanas al lago de Orta (Miasino, Armero, Masimo Visconti), donde las casas siguen conservando las peculiaridades propias de siglos pasados.

Iniciamos el viaje desde Bérgamo camino de Novara, ciudad con el típico trazado romano, esta demasiado modernizada . Ha perdido el encanto. Despúes hacia la Abadía de Sesía, con el característico ladrillo rojo y los materiales de aluvión, cerca de Vercelli, zona de arrozales,(el Piamonte desde la Edad Media es uno de los mayores productores de arroz), el otoño dorado de los arrozales se ha convertido en muchas zonas en maíz seco, menos atractivo y polvoriento. Zona de canales trazados por Leonardo Da Vinci, mejorados desde el siglo XVI, la organización de los riegos le ha dado una gran la riqueza a esta zona. En Vercelli, se rodó la película de "Arroz amargo", extraña producción sobre las temporeras, amores cruzados y villanías. Se inicia con los trabajos de la plantación del arroz, ¡vaya que casualidad !, los realizaban sólo las mujeres. Los hombres son jefes, policias o ladrones, pero ninguno da pique en ningun momento de la peli. Creo que siempre hemos trabajado a doble jornada, debe de ser genética, salvo alguna espabilada, a la mayoría le toca doblete.

Seguimos hacia Gattinara y la Valsesia, en la ciudad de Gattinara el decumano y el cardo se dejan ver perfectamente. Las casas mantienen la línea del antiguo trazado de cuadrícula romano. Los patios con portalones tripartitos para permitir la entrada a los carros, donde se habilitaban grandes tejados de cielo raso para el secado de las cosechas. Espacios donde todavía se aprecian las distribuciones de las viviendas de dos plantas, con patios comunes para el lavado de la ropa, el pozo, el baño, las letrinas, quedan en las paredes las lámparas de carburo. Los patios están llenos de pequeños detalles, conservando un gran encanto. Estos aspectos están en muchos sitios.

Continuamos hasta el Lago de Orta, precioso lago, pequeñito pero coqueto. Buenas vistas desde cualquier zona, siempre se ve la isla de San Julio, esto hace que el lago tenga un encanto especial. Isla muy pequeña, con unas cuantas casas y una casualidad : iglesia y convento. Habitado por monjas de tocas negras, tela negra sobre negro, al fondo una piel blanca, transparente, propia de una doncella de cristo. Reparten panes sólo el día 31 de enero, san Julio.

El lago de orta es tranquilo, sosegado, el sol brilla a traves de la niebla, blanquea, dulcifica todos los bordes y perfiles . Azul sobre verde, coloreados por el otoño que tiñe todo y evita la monotonía. Muchas especies de árboles centenarios : tejos, castaños, pinos, tilos, etc. .Visitas obligadas muy especiales : El Sacromonte de Orta , Santa María del Saso, Orta y la Isla.

El sacromonte de Orta, es de similares carácterísticas a otros Calvarios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Varese, Varallo, Oropa, Orta, Belmonte, Crea, Domodossola y Ghiffa). Los calvarios son espacios religiosos muy constantes en el norte de Italia. El primero que yo visité fue el de la ciudad de Vicenza. Constituyeron una barrera defensiva contra Lutero y los protestantes. Y en estos momentos, hoy en día, podemos encontrar iglesias con unos interiores que perviven desde entonces sin que nadie les haya tocado ni un ápice, sin reformas ni reconstrucciones falseadas. Son maravillosos, todavía huelen a iglesia, a sacristía, a sotana, espacios poco iluminados, con velas, donde volvemos al pasado, hay feligreses, misas, rezos, etc.Otro mundo.

Bueno volviendo a las calvarios declarados por la Unesco, son lugares de peregrinación desde la edad media y ocupados posteriormente por alguna Orden religiosa. Todos ellos están situados en colinas con vistas panorámicas ( por el espacio -hasta el vértice más alto de la zona- y vegetación que los rodea -castaños-).


El estilo de la arquitectura de las capillas de formas manieristas, palladianas en su mayoría, conforma lo mejor (se suman a las formas, la rejería, los cerramientos -a veces trabajos de madera que aquí denominaríamos mudéjares-etc.), generalizadamente del siglo XVI-XVII, desconocidos para la historia del arte de nuestro país.

Templetes de variadas dimensiones que acogen en su interior grupos escultóricos que narran el Calvario de Cristo o Vidas de Santos (en éste caso, de orta, San Francisco de Asis y sus pajaritos). En su interior, sobre un espacio decorado con frescos se sitúan los grupos escultóricos, con figuras exentas, como si fuera un teatro, con un gusto la mayoría de las veces muy manierista. Los grupos escultóricos son muy variados y de diferentes calidades estilísticas. Buenas ejecuciones del siglo XVI y XVII, que en algun caso (Domodossola) se acompañan de macabras estucos del siglo XVIII Y XIX , pero este hecho quiza viene dictado por el abandono y la desidia en la que estuvieron algunos de ellos durante mucho tiempo.

Los más interesantes creo que son los de Varallo, Orta, Oropa y Varese. Pero el resto también merece una visita, sobre todo cuando se recogen las castañas, los días en otoño son cortos, los cielos son soleados, las brisas mecen los árboles, todo amarillea, todo se ilumina, hasta el suelo y el brilo de tus ojos, hacen unos días preciosos. Lugares abandonados, sin gente, silenciosos, sin turistas, como mucho algún solitario corredor de maratón, sólo el ruido de las hojas al caer, como si fuera lluvia acompañando nuestros pasos en un día de pleno sol.

Después de la vuelta al lago de Orta, nos dirigimos por la vega del rio Agogna hasta Stresa, lugar turístico del lago Mayor, subimos por el valle de Dossola, donde destacaremos su calvario y la localidad de Mergozzo. El lago Mayor, más grande que el de Como, guarda espacios para los que la modenidad no ha llegado. Grandes hoteles, palacios, jardines que nos llevan a un pasado olvidado, pero nos queda la literatura, sus magníficos salones y las arquitecturas grandilocuentes, inmejorable la Villa Taranto. Al mismo tiempo pequeñas e intimas poblaciones, ocupadas por la tercera edad centroeuropea y algún despistado que gusta del turismo romántico y del deporte, de los espacios arbolados, de las flores, de los caminos adoquinados y los soleados atardeceres, el de las cinco de la tarde que desaparece de pronto, dejándonos huerfanos y hielados de frío. Y por encima de todo el agua, que aporta cada día, calidades siempre nuevas, unas ventanas que cambian con las horas del día. Días de sol que lo llenan todo, días de niebla que tiña y moja hasta las puntas de los alpes, como si fuera gelatina.

Y esa punta tripartita, que tiene idéntica disposición en el lago de Como, que asemeja un gran teatro, la escena la ocupa el lago, la tierra tiene multiples disposiciones a lo largo del día. La riqueza cromática y sentimental es infinita. Y en los jardines mis damas esperan a los amantes hasta que llega la hora añorada, mientras las esposas pasean por los salones de los Borromeos, bajo las grandes arañas, aburridas y enjoyadas. Esta es una forma, como otra cualquiera de alejarse de la crisis, del hambre y de la pobreza. Hasta pronto.

lunes, 29 de septiembre de 2008

VIAJE AL PASADO 3 : EL PRINCIPIO DEL FIN


Todo el mundo procede de algún sitio, ciudad, pueblo, región, país, etc... yo procedo de un grupito de casas amontonadas, que ni es pueblo ni es nada, casitas aplastadas por el frío en invierno y por el sol en verano. A pesar del suelo, de los árboles, de las colinas, solo se ve el cielo. Unos cielos azules, amplios, como el mar. Por este mar profundo y amplio, como si fueran veleros se pasean las nubes, pequeñitas, a borbotones, de aquí para allá y el horizonte se aleja hasta el infinito, hasta nombres insospechados : barricomedes, el escobo, etc. Cuando se hace de noche, el azul se vuelve negro, como la boca del lobo. Todavía no puedo soportar el peso de los cielos llenos de estrellas, negros, el miedo te sobrecoge y tienes claro, que ahí tiene que haber algo más que tú, que no podemos estar solos. Sí, esto es una de las cosas más impresionantes de las que yo he disfrutado en mi vida, de los cielos de castilla, en espacios alejados de las luces nocturnas, a mil metros de altura.

Yo nací en un sitio así, y he vuelto, he vuelto a besar las manos que me recogieron del vientre de
mi madre, manos cariñosas, alegres hasta en la vejez, a pesar de los dolores, las penas que en la vida les han sido destinadas. Mi madre creía en el destino de manera total, supongo que era una forma de substraerse a la vida, era una manera de evitar lo inevitable, de relegar la pena y las desgracias, para tener un poco más de alegría, ella lo intentó siempre.

Mi madre fue alegre hasta el final de sus días, como estas mujeres que la acompañaron en sus años jóvenes. Ellas se ayudaban, se apoyaban, se solapaban, vivían adheridas en un mundo de hombres, en un medio duro y seco, como sólo puede ser la tierra castellana. Pero las mujeres estaban siempre juntas: en los partos, en las fiestas, en las desgracias, en los lavaderos, en los juegos, y siempre acompañadas de sí mismas.

Se levantaban antes de la salida de sol, y ya estaban preparado el puchero con las patatas y las sopas, esa era la primera y la más importante de las comidas. Salían al campo a trabajar, hasta el atardecer, acaso se recogían antes para preparar la lumbre, en los hogares de leños, hasta que ardían las chimeneas acampanadas, donde la mayor luz la daban las llamas reflejadas en tu cara, y a tu espalda se dibujaban sombras que siempre se te antojaban espíritus perdidos.

Pero todos los días no eran así, había día de fiesta, días en que todo el mundo dejaba de trabajar durante tres o cuatro días, como el día de San Cosme y San Damián, El Pilar, San Miguel, etc. Llegaba la familia de lugares lejanos y desconocidos : Madrid, Zaragoza, Barcelona, Logroño, etc. y es como si ahora nos hablasen de que llegan de Macao o de Jamaica. Venían con regalos de segunda mano que se te antojaban únicos y maravillosos. Se preparaban las tortas durante meses, amansando el pan, dibujando las roscas, coloreandolas con muñecos de azúcar. Yo las miraba con envidia, porque sabía que no serían para mí. Serían para el ofreciera más dinero en la subastas de la noche en medio del baile. Y yo sabía que nosotros no teníamos tanto dinero. Me preparaban una torta, pero nunca era tan bonita como las que sorteaban entre el clamor de la multitud y que colgaban debajo de los santos en las procesiones.

Este año hemos celebrado san cosme y san damián, yo me he comprado dos tortas con colorines, pero ya nadie hace las roscas de antaño. Ya no queda nadie en mi pueblo, sólo las casas amontanadas, vacias, la gente sigue llegando de lejos para celebrar el día del santo. Hemos recordado viejos tiempos, sólo los ciervos y los zorros se pasean por los montes y los caminos, y las nubes siguen paseando por los cielos y nosotros nos iremos detrás de ellas, al atardecer, antes de que anochezca y nos invada el miedo a la oscuridad.


sábado, 13 de septiembre de 2008

CAMINO DE SANTIAGO 2: SARRIA-PORTOMARIN-PALAS DEL REI-MELIDE-ARZÚA-ARCA DE PINO-SANTIAGO DE COMPOSTELA



De nuevo el camino, esta vez nos hemos acercado en tren hasta Sarria, hemos transitado al amanecer por El Bierzo y pasamos las montañas en silencio, he preferido dejar los recuerdos dormidos. He dormido como un lirón para olvidar unas cuantas cosas, he tratado de dejar atrás el dolor, de comenzar como si fuera el primer día de algo. Y aquí estamos, una mañana con nieblas, el verde me recuerda a la dordoña francesa, Hace tanto tiempo que no paseo por Galicia!!. Sarria es un pueblecito pequeño, con varias iglesias, palomares antiguos, un rio con ocas, riberas con molinos en desuso que indican mejores tiempos, calles silenciosas, balconadas acristaladas que nos anuncian la lluvia. Y ahora a caminar todo el día.
Las jornadas han sido agradables, un par, bosques más bosques, bajadas continuadas con alguna que otra pendiente, buen trazado hasta Melide, cada vez mejor camino, bien señalizado, muchos sitios para dormir, para comer, paradas para cafés, no falta de nada. Hay una bajada con mucha pendiente camino de Portomarín, si vas muy mal, un poco peligrosa. En este tramo se puede apreciar el cambio de la Galicia profunda a la nueva Galicia. Al principio casas con granjas, todo en el mismo espacio,cerrado a cal y canto por los altos portalones, tan altos como los tejados, olores de vaca por todas partes. Prados marcados por las corredoiras, losas gigantescas marcando los huertos, separando las lindes para evitar enfrentamiento y muertes. Robles centenarios por todo el camino, praderas más praderas, todo arbolado y cuando no hay árboles, el terreno se llena de rematas y brezos, más abajo hacia Melide nos acompañan los robres y debajo de ellos las hojas verdes de los helechos. Paisajes solitarios que poco a poco se van poblando más, pequeños pueblos, donde el mayor número lo constituyen las vacas, aunque están encerradas. Pocos animales por el campo, pero tengo gatos para disfrutar en cada rincón del camino.
Paseos tranquilos con conversaciones agradables, sin tono, con contenidos curiosos, como siempre, mañana será otro día.

Hoy han intentado robarle un perro decaza a una gallega, en un pueblo pequeño, gracias que vamos muchos lo ha impedido un caminante. Pobrecillos! crédulos!!, como antaño tienen que soportar estas masas flotantes, supongo que piensan que estamos todos medio locos, y nos miran como han visto a sus señores durante generaciones, sin prestar demasiada atención y mirando hacia otro lado.
Los paisanos hablan poco, su tono vital denota lo estresados que estamos los caminantes, siguen contestando con preguntas, en Furelos pueblo pequeño con un puente impresionante de factura medieval, hay una iglesia, hay dos curas, las edades los separan, reciben a los caminantes y explican la iglesia con caridad cristiana, alguna razón habrá ante una mayoría tan aplastante -las imágenes son de los años de Franco. He consultado que donde están las anteriores y contestan que quedaron como un cristo?.

Losas de piedra en los tejados de las casas, piedra para el resto de la casa perfectamente trabajada. Después de Portomarín, hacia Melide las condiciones de las casas mejoran, las pizarras se transforman en tejas rojas, las casas más espaciosas.

Interesantes las iglesias de Ferreiros, Barbadelo y Vilar de Donas, cerca de Palas de Rey. Cruceíros en todo el camino, muy interesantes como el de Melide. Los hórreos van cambiando a lo largo del camino, de tamaño y de materiales, además de las casas es lo que nos señala el cambio. Ya no sirven para guardar el maíz, pero siguen ahí como tantas cosas en esta país.
Parece que no queda nada del pasado, pero siempre quedan cosas, para bien y para mal.

Hasta Santiago de Compostela, pasamos por Arzúa, Arca, hasta el Monte del Gozo, el camino siempre es el mismo, robledales, prados, hórreos, pueblos pequeños, cada vez más habitados los caminos. La vegetación de brezos y helechos, grandes zonas plantadas de eucaliptos que anuncian la llegada a Santiago de Compostela. Horrorosa escultura en el Monte de Gozo , pero podemos disfrutas del robledal y la capillita de San Marcos, desde aquí carretera asfaltada hasta la catedral.

No ha llovido, y como dicen los lugareños todo esta cambiando, seis días de sol, temperaturas altas. Pero yo todavía no he terminado el camino de Santiago, me faltan muchos caminos. Hemos abrazo al Santo como es de rigor, al fin y al cabo nos da la espalda, la plata es fría y los deseos resbalan.

La plaza del Obradoiro sige como siempre, el hostal de los reyes católicos, la plaza llena de gente, las grandes torres mirando el atardecer, de espaldas a Galicia y a España, mirando hacia el mar, por donde tanta gente se ha perdido hacia el mundo, esperando a sus caminantes, esperando a sus emigrantes con la frente limpia, bien lavada.

La catedral, me parece más pequeña que nunca, con las portadas de los pies en restauración, su perla más preciada. Sí que podemos admirar el románico de la puerta de las Platerías, no hay nada igual. Paseamos por las calles, nos cansamos hasta el anochecer y esto se acaba después de un viaje en vagón de tercera, con seis personas en un compartimento de dos, amontonados como corderos.... y continuará ... porque me he saltado parte del camino y ... todos los caminos van a roma y por extensión a santiago de compostela.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

CUATRO PAREDES BLANCAS

Hay hombres que luchan un día
y son buenos.

Hay otros que luchan un año
y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos.

Pero hay los que luchan toda la vida:
esos son los imprescindibles.

Bertolt Brecht.

Es tarde ... no puedo dormir ... tu recuerdo invade mi mente,
esta noche no dormirá nadie, ni tú ni nadie.

En silencio, las cuatro paredes blancas,
imagino que son blancas pero sé que son azules,
pero yo siento cuatro paredes blancas rodeándote, en la nada más absoluta, la rejilla al fondo,
la soledad blanca, el silencio de los pasillos, las luces amarillentas, borrosas,
el cansancio en los parpados, la mirada perdida, el dolor en las manos,
la búsqueda imposible : el calor de tu casa, el ladrido de tu perro, la mano en tú mejilla.

Esta noche será larga, y mañana y pasado mañana. Y todos saborearemos la amargura en la garganta, esa naúsea que se pierde entre los vocablos que no dicen nada,
esa amargura que nada sabe de tu dolor, de tus penas, de tus lloros, de tu tristeza, de tus lágrimas.

El camino es largo, cegados caminanos, hacia adelante, enlazados todos, atados por lazos
invisibles, opacos, hacia adelante vamos, el día será largo y el mañana y el de pasado mañana,
unidos por los cordones que tejimos en el pasado, con las manos cansadas.
Somos muchos y ganará el deseo,
poco a poco llegaremos, os prometo que llegaremos,
aunque los días sean largos, frios los amaneceres, corta la esperanza, os prometo que llegaremos.

Y espero y deseo que algún día, un diez de septiembre, cuando pase el tiempo, cuando todo se olvide, le contaremos que no estabáis solos, que el hombre nunca está solo, que vive y convive con otros seres, poco más o menos cómo él, un poco más alto, un poco más gordo, un poco más listo y aveces un poco más valiente que los demás, y como decía Silvio Rodríguez esos son los buenos, esos son los imprescindibles.

Si me dijeran: pide un deseo

preferiría un rabo de nube
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube
un barredor de tristezas
un aguacero en venganza
que cuando escampe
parezca nuestra esperanza
un barredor de tristeza
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.
«Rabo de nube», 1979.

sábado, 6 de septiembre de 2008

VIAJE AL PASADO 2 : LA TRILLA



Ayer en un periódico la efeméride era que hace cincuenta años, en una fecha como hoy, acababa la trilla, se daba por terminada, se iniciaba un periodo de descanso para los habitantes de los pueblos de Aragón, no para todos, las uvas estaban por recolectar.
En Castilla estas son fechas de fiestas, el día ocho de septiembre, es fecha señalada y más todavía a finales, entre San Mateo ó San Cosme y San Damián. Para finales de septiembre, el trigo ya estaba recolectado y bien guardado, vendido o a punto. Se iniciaba el comienzo de otro año, como cuando eramos adolescentes y con el curso escolar, en septiembre, se iniciaba otro periodo de tu vida. Para mí, el año se inicia en septiembre, se renuevan los buenos deseos, comienzan los anuncios de los cursos de inglés en la tele, los nuevos propósitos, ¿que curso hago? ¿donde iré de vacaciones al año que viene?.
¡La trilla!, da vértigo pensar que en cincuenta años se ha desmontado el mundo, en menos de treinta años, en la mitad, sin que nos diéramos cuenta, calladamente, a pesar nuestro. Hemos pasado de la prehistoria a una modernidad que no sabemos muy bien donde nos llevará.
He buscado una foto de mi familia, en la trilla, todos los miembros colaboraban, mayores y pequeños, durante el mes de agosto, todo el mundo estaba en las eras. Salvo las horas de más calor, y aveces ni aún esas, hasta bien entrada la noche, se pasaba desgranando el trigo, se pisaba, se recolectaba, se trasladaba a las casas y al día siguiente vuelta a comenzar. Lo único que rompía la monotonía eran los niños, los cielos estrellados, alguna víbora que se había quedado rezagada en las gavillas, y las tormentas de verano.
Yo me moría de miedo si aparecía alguna víbora, parece que las atraía, siempre estaba mi madre dispuesta a matarlas. Hasta muy mayor, con una rapidez increíble, con un palo las partía sin más.Con el pasar de los años, y el abandono del campo que tanto odiaba, había comprendido que no había que matarlas a todas, pero gracias a eso pudo vivir y morir.
Mi abuelo no tuvo hijos, se paso la vida añorándolos, tenía el dolor en la frente por la dolorosa perdida infantil. También mi abuela tenía el dolor marcado en la cara, en esos ojos profundos, que no sabías que te decían, pero lo veías al fondo, la lengua paralizada porque no le habían dejado hablar, era mujer y sólo había silencio, no tenía derechos, sólo obligaciones: cocinar, limpiar el patio de tierra, amasar el pan en el horno, matar las moscas del patio, cuidar el huerto -había hasta fresas-, llevar el agua de la fuente, etc. Conocía todas las plantas de su entorno y para que se utilizaban, las llamaba por su nombre, nombres que yo nunca olvidaré, porque las aprendí muy pronto. De muy joven estuvo en Madrid, de alguna manera le dio tiempo de conocer el mundo. Tuvo varios hijos, durante la guerra y la posguerra. No pasaron hambre, tenían el pan cerca, y sin estraperlo dieron de comer a muchos de sus familiares.Los hijos le nacieron y se le murieron en los brazos y también su hermano y los nietos llegaron demasiado tarde. Yo tengo la sensación de que nunca me porté bien con ella, no sabía hablarme, no encontraba lenguaje para mí, sólo esos ojos profundos, que cerca ya de la muerte me daban tanto miedo, ella, la muerte estaba ahí, estoy segura.
Mi abuelo era una buena persona, sabía leer y escribir, aunque rudo y seco, de parcas palabras, certeras. Había libros en su casa, la mayoría no se sabía si prohibidos o no. Y los nombres de sus hijas estuvieron influidos por las novelas de romanos. Novelas que sí podíamos leer, el resto te decían que tenías que esconderlos. Por si acaso no estuviesen prohibidos ¿porqué?. No se sabía. De hecho hasta el Quijote que mi padre gustaba de leer creían que estaba prohibido. La mayoría eran de un tío cura que había muerto antes de nacer yo, y del que todo el mundo hablaba.
Mi abuelo, que no fue a la guerra, soportó toda su vida los dolores de una pierna, ocasionados por una bomba abandonada que le explotó al paso de su caballo, este le hizo la vejez dolorosa y vencida, a pesar de la gallardía que no perdió jamás, soportó los sueldos miserables de su juventud, que llevaron cierta riqueza a su casa, pero no soportó que sólo le vivieran las hijas, tenía un secreto guardado en el corazón que se llevó a la tumba y yo a veces, me pregunto que sería ese secreto tan guardado. Cuando no estaba en el campo se pasaba la vida entre papeles apergaminados, que procedían de un arca que yo trataba de desentrañar, pero el tenía buen cuidado de que no me acercará, ni siquiera me dejaba entrar en la habitación cuando trabajaba. Tuve más relación con mi abuelo, fui su primera nieta, le berreé todo lo que quise y más, me regaló un parchis con el que pasábamos horas y horas toda la familia comiéndonos las fichas sin piedad.
Era un hombre, él podía hablar, y así les prohibió a sus hijas demasiadas cosas, como era propio de la época. Les hizo trabajar como hombres y ahí están, removiendo la parva. Como hombres se emanciparon, se hicieron fuertes, aprendieron a leer y escribir, fueron al colegio, poco, supongo. Parece tonto, ¿verdad?,¿ aprender a leer y a escribir ?, parece que hablo de la prehistoria ¿no?, hablo de hace unos años, de mi familia.
Mis abuelos habían recorrido el mundo, habían ido a celebrar sus bodas a Lourdes, fueron en tren a Biarritz y desde allí a Lourdes (Francia). Yo de pequeña tenía las fotos en mis manos, en blanco y negro, una inmensa catedral blanca, praderas infinitas, curas con sotonas puestos en fila y todo tan inmenso.
Al final, se hicieron mayores, en ese momento mis abuelos dejaron atrás todo lo que habían querido, una mañana, sin desearlo, sin protestar, con dolor. Los trasladaron a una ciudad desconocida, una casa pequeñita, unas escaleras infames de paredes blancas, con frigorífico, un paisaje sin apenas árboles, sin arroyos, sin verros, sin ranas, ni luciérnagas, casi sin primaveras, sin tormentas de verano, con gentes distantes, y fue muy doloroso para toda la familia a la par que irremediable, su pueblo se había quedado sin gente. Todo el mundo se había ido a la ciudad, todo el mundo se había ido a las fábricas, habían abandonado el campo, se habian termiando las trillas, sus hijas se habían casado y tal como él vaticinó tuvo que salir de su casa, abandonarla, y ahí sigue, abandonada, poblada de fantasmas, de deseos, de sueños, de rezos, de silencio.
Estoy hablando de la década de los años cincuenta y sesenta; tan lejos y a la vez tan cerca.